
Esto se debe, según el estudio, al diseño de Jabulani, que tiene 8 de ellos cosidos a través de un proceso térmico, en contraste con los 14 que tenía su predecesora.
El balón, que contiene surcos aerodinámicos, puede hacer movimientos “impredecibles” al superar los 72 Km/h. “Esta es la velocidad promedio que alcanza un disparo de tiro libre desde el borde del área”, afirmó la NASA.
Además, este efecto puede ser acentuado por la baja presión atmosférica que hay en cinco de las ciudades donde se juega el Mundial: Johannesburgo, Polkwane, Rustenburg, Pretoria, Bloemfontein, todas ellas ubicadas por encima de los 1.000 metros sobre el nivel del mar.
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